viernes, 11 de noviembre de 2011

Mercedes Alaya: la jueza que acorrala a la Junta de Andalucía .

Un equipo de seis funcionarios espera su llegada cada día, a las 9.30 horas, a los juzgados del Prado de San Sebastián de Sevilla. Viene en taxi y porta un troller pesadísimo. En su interior lleva miles de folios que examina en casa o en el juzgado de Instrucción número 6. Mercedes Alaya es la jueza que está acorralando judicialmente al Gobierno de la Junta de Andalucía por el caso de los EREs falsos.
No habla con los periodistas y pocos conocen su tono de voz. Aún es difícil saber si se trata de timidez o de distancia, pero es muy reservada. También trabajadora tenaz, puntillosa. Y nada amiga de trabajar en equipo. “Es disciplinada y no se casa con nadie”, subrayan fuentes judiciales. Su jornada no suele terminar hasta las 20 horas. Come en su mismo despacho, generalmente un sándwich, y cuando acaba toma otro taxi de regreso a su domicilio.
Mercedes Alaya, de la cosecha del 63, había pasado desapercibida hasta julio de 2010. Entonces dictó un auto que supuso el fin de la Presidencia del Betis. Manuel Ruiz de Lopera se quedó sin su juguete y Alaya impedía la venta del club a un supuesto testaferro del ex todopoderoso presidente. Su investigación en el caso Mercasevilla y sobre todo en las prejubilaciones falsas en Andalucía han disparado su popularidad.
Esta licenciada en Derecho por la Universidad de Sevilla, casada y con hijos, accedió a la judicatura en 1988. Su primer destino, Carmona. Allí estuvo dos años. Otros dos temporadas en Fuengirola y coincidiendo con la Exposición Universal de Sevilla de 1992 se trasladó al Juzgado 20 de Primera Instancia. Desde hace 13 años es la juez titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla.
Alaya huye de la imagen de jueza estrella o mediática, aunque tiene ya hasta página de fans en Facebook. Hasta ayer por la tarde 1.453 personas habían pinchado “me gusta” en este perfil, cuya información no ofrece ningún equívoco: "Se lleva por delante al que haga falta, da igual que sea Lopera, los de Mercasevilla, caiga quien caiga”. Es la misma expresión a la que se refirió Mar Moreno, consejera de Presidencia y portavoz del Gobierno de la Junta, cuando se empezaba a destapar el escándalo que acosa al Ejecutivo de José Antonio Griñán.
Su investigación en Mercasevilla estuvo a punto de arruinar la instrucción del caso. Su marido era consultor de KPMG y había auditado a la empresa de abastos. El abogado de Fernando Mellet, ex director general de Mercasevilla, quien compartió una célebre mariscada con Antonio Rodrigo Torrijos (IU), le recusó, aunque finalmente el recurso no prosperó, como falló la Audiencia Provincial de Sevilla.
La jueza es conocida por elaborar unos autos contundentes, en los que siempre exige más documentación a las personas o instituciones objeto de su investigación. Griñán los ha sufrido. Y la Junta ha amagado en dos ocasiones con negarle a Mercedes Alaya los datos que precisaba. Aún así, el Tribunal Supremo tendrá que decidir si la magistrada puede examinar los últimos miles de folios requeridos y facilitados, a regañadientes, por la Junta. La Guardia Civil custodia los documentos.
Mercedes Alaya no suele acudir al juzgado los fines de semana, pero como no quiere ningún refuerzo para su instrucción, trabaja en su casa analizando datos, conexiones empresariales y políticas del Betis, de Mercasevilla, de los EREs. Y mañana, de nuevo al juzgado. Son las 9.30 horas y lleva el troller repleto de folios. La jueza Mercedes Alaya foto.

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